Todos quieren formar parte de una comunidad donde pueden sentirse amados, respetados y valorizados. Todos quieren amigos verdaderos que se preocupen, que lloren, que rían y celebren con uno cada victoria. Todos quiere, pero no todos tienen. La iglesia debería ser aquel lugar, no el templo sino las personas que personas que forman parte de él. Allí es donde vemos la importancia de tener grupos pequeños saludables para el crecimiento y conservación de los jóvenes en la familia en Cristo.
Ya en el segundo quinquenio la División Sudamericana (DSA) eligió a las nuevas generaciones como uno de los énfasis en los cuales trabajar, dando a entender su preocupación con los niños, adolescentes y jóvenes. ¿Sería el Grupo Pequeño un camino para el rescate y la conservación de los jóvenes?
Soy líder de jóvenes el Paraguay donde hemos tenido una experiencia muy interesante con los Grupos Pequeños de amigos, y estoy compartiendo algunas de las enseñanzas que aprendí en el Ministerio Pastoral y también en el Ministerio Joven de Brasil. Mucho de lo que aprendí viene de experiencias, visitas, vivencias y lecturas. Uno de los libros que no puede ser ignorado y que es motivo de mi pasión por este asunto es el “Crecimiento Explosivo” de Joel Comiskey, donde el autor hace una investigación científica con las iglesias más grandes del mundo en grupos reducidos denominado células, allí saca lecciones importantes para la vida en comunidad. Mi presuposición para abrir pequeños grupos de jóvenes viene de allí, y quisiera presentárselos a continuación:
- El grupo pequeño es compuesto por un líder que tiene la visión de Dios para sus amigos y para aquellos a quienes acostumbra cuidar.
- Grupo pequeño es para multiplicarse, el fruto de un grupo pequeño es crear un nuevo grupo pequeño.
- Esa multiplicación acontece cuando un miembro ya está cuidando de sus amigos.
LA IMPORTANCIA DEL LÍDER: varias veces en la iglesia local tenemos la costumbre de abrir grupos pequeños por área geográfica, por clases de escuela sabática, u otros. Esta estrategia, aunque sea la más llamativa y resulte de forma rápida, tiene la tendencia de perder la concurrencia y al poco tiempo, terminar. Nos enfocamos en las reuniones o eventos, camisetas; y muchas veces estamos en el grupo pequeño, los mismos que están en la iglesia y haciendo las mismas cosas de la misma manera, y no involucramos a los de afuera. La mejor forma de abrir un grupo pequeño de jóvenes sería inspirar a un joven o algunos jóvenes a tener la visión de Jesús para sus amigos. Eso se da estudiando la Biblia con ellos, mostrando la importancia del discipulado, del cuidado y del amor en práctica. Este joven o estos jóvenes son desafiados a crear sus comunidades de cuidado; son amigos con quienes ellos pueden tener una atención especial, ayudar, cuidar, visitar, y consecuentemente abrir un grupo pequeño. Su grupo debe incluir algunas personas de la iglesia con dones diversos y útiles para el grupo pequeño, no más que 5, y los demás son amigos no adventistas que ahora él cuidará; su trabajo comienza cuando termina la reunión. Todas las otras funciones pueden ser delegadas pero la de líder del grupo pequeño, pastor de un rebaño, esa no. A lo largo de la semana él visitará o llamará a cada miembro del grupo pequeño, dándoles importancia a cada uno de ellos, cuidándolos; por eso el grupo pequeño no puede ser tan grande.
LA IMPORTANCIA DE LA INFORMALIDAD: es un tanto peculiar visitar algunos grupos pequeños. Un día fui al grupo pequeño de mis padres, y me sentí como “jugando a la pequeña iglesia”, como hacía con mis primos en la infancia. Era como si fuese una pequeña iglesia, todo mecánico, todo era muy predecible, hasta las sillas ordenadas en filas, un púlpito, un predicador. La formalidad hace que algunos hermanos salgan de la iglesia apenas termina la escuela sabática, otros en la mitad del sermón, y la mayoría vive en la iglesia sin amigos. El grupo pequeño necesita ser fruto de un relacionamiento, y los relacionamientos son espontáneos. La reunión no necesita y no puede ser una “pequeña iglesia”, además, no es necesaria tanta formalidad y reverencia para que seamos una iglesia, es más un encuentro de amigos que se sienten cuidados, amados y por eso cantan, oran, comen sin preocupación a los prejuicios o reglitas padronizadas, que el programa sea espontaneo le da singularidad y esencia, al no tener una secuencia fija algunos pueden empezar con la comida, otros con la alabanzas, o con el testimonio y así sucesivamente. Entendiendo estos elementos que hacen parte del grupo pequeño cada uno puede organizar la reunión a su propia realidad. A pesar que la reunión no sea el foco principal del grupo pequeño, es una de las consecuencias.
LA IMPORTANCIA DE LA COMIDA: Como decía el rabino Moshe Bem Shaul, “la formula Biblia + comida es infalible”. La iglesia primitiva no tenía templos, no había equipamientos sofisticados, no tenían estudios estandarizados e impresos, ellos se tenían unos a otros y a Cristo. Contantemente se reunían en las casas, algunos comentarios dicen que constantemente estaban haciendo Santa Cena, pero lo notorio era que se reunían para compartir comida, comían y contaban sus historias de conversiones y milagros. Esto mudo la vida de la iglesia y muda la vida de cualquier comunidad que aprendan a vivir y a comer juntos. Aquí orientamos a los jóvenes a no invitar a sus amigos a hacer estudios intensivos de Daniel y Apocalipsis o a estudiar directamente la Biblia, sino a invitarlos a comer conforme a su realidad. Es en una refección comunitaria donde estos jóvenes comparten las bendiciones, abren sus corazones y sienten al Espíritu Santo actuando.
Las comunidades que ya se relacionaban de esta forma antes de la pandemia no tuvieron problemas para mantenerse. En los grupos pequeños se crea un ambiente propicio para así permanecer unidos y sentirse en familia, independiente si es de forma virtual o presencial. Tenemos grupos pequeños que no dejaron de reunirse considerando siempre lo establecido por el gobierno. Considero que los grupos pequeños teniendo la filosofía correcta pueden disminuir el índice de apostasía y que aumentar el número de jóvenes que se sientan interesados a compartir y vivir su fe.