Quiero empezar desafiándote a realizar este challenge. Toma un papel, un lápiz y en 5 segundos dibuja una casa y una flor. Recuerda que solo tienes 5 segundos para hacer cada dibujo. ¿Estás listo?
Ahora trataré de adivinar y describir la casa y la flor que dibujaste. Probablemente, lo primero que hiciste al dibujar la casa fue hacer un triángulo y unas líneas para completar el techo, luego dibujaste un rectángulo debajo. Dentro de este rectángulo, hiciste la ventana haciendo un cuadrado y dibujaste 2 líneas para dividirlo en 4. Luego dibujaste la puerta y, si eres más detallista, dibujaste una ventana circular encima de ella.
Lo más probable es que para dibujar la flor, primero hiciste un círculo y luego uno a uno dibujaste los pétalos de la flor alrededor del círculo; para terminar, dibujaste el tallo un poco en curva y le agregaste dos hojas en forma de ojo y, si eres más detallista, dibujaste un poco de pasto en la base del tallo.
Si pude adivinar lo que dibujaste es porque yo hubiera hecho lo mismo. Pareciera que de alguna manera estamos programados para dibujar la misma casa y la misma flor. Si hay tantos tipos de casas e innumerables tipos de flores, ¿por qué dibujamos lo mismo una y otra vez?
Hace algunos años, IBM realizó un estudio a más de 1.500 CEO de compañías privadas y del sector público en 60 países a quienes les preguntaba ¿cuál es la principal cualidad de liderazgo que buscaban en sus colaboradores? El 35% dijo que buscaban colaboradores con pensamiento globalizado, el 52% buscaba gente Íntegra y, sorpresivamente, el 60% buscaba como principal cualidad de liderazgo la creatividad.
Los jóvenes de hoy están constantemente en búsqueda de cosas nuevas, de experiencias diferentes y se cansan fácilmente de la rutina. Son estos mismos jóvenes los que tenemos hoy en la iglesia, y es común escuchar que para muchos de ellos el concepto de iglesia está relacionado con la monotonía y el aburrimiento.
Albert Einstein dijo una vez que “No hay locura más grande que hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. Esto me lleva a pensar si es que algunos hemos entrado en la rutina repetitiva y seguimos esperando que los jóvenes se involucren asiduamente en las actividades de la iglesia.
¿Qué podríamos hacer para brindarles a los jóvenes una iglesia más atractiva y dinámica, sin romper los principios?
En este artículo plantearemos 7 preguntas que podrían ayudarte a refrescar los programas de la iglesia y reavivar a la juventud poderosa que lideras.
- ¿Qué debo que dejar de hacer antes de empezar algo nuevo? Finalización. Muchas veces realizamos actividades dentro de la iglesia por costumbre y algunas de ellas ya no tienen el mismo efecto. Separa un tiempo para evaluar todas las actividades y determina cuales son las que tienen menos efecto en la vida espiritual de los jóvenes de tu iglesia, luego piensa en algo más trascendente que pudiera reemplazarlo.
- ¿Cómo hago lo que hago, pero trabajando en equipo? Colaboración. Es común ver a líderes de jóvenes de iglesias locales cansados a la mitad del año porque ya no saben qué hacer, pues se les acabaron las ideas. La mayor fuente de ellas no sale de una sola mente, sino de un equipo de trabajo multidisciplinario, por eso deberíamos rodearnos de personas de diferentes pensamientos y edades variadas en el equipo, para mantener las ideas frescas y de diferentes enfoques. Diferentes mentes y cualidades contribuirán con ideas frescas, con nuevas formas de pensar, y esto es esencial (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 184.2).
- ¿Qué podemos mezclar para hacer algo nuevo? En la actualidad se define a la creatividad como la mezcla de conceptos que dan como resultado un nuevo producto. La pregunta es: ¿qué programas podríamos mezclar dentro de la iglesia? ¿Qué saldría de la combinación de Semana Santa y Vida por vidas? O ¿qué saldría de combinar Impacto esperanza con Más amor en Navidad y los grupos pequeños de jóvenes?
- ¿Qué ideas puedo sacar del día a día para aplicar en la iglesia? Muchas veces, las mejores ideas ocurren en el momento menos pensado, mientras revisamos las redes o miramos algún video, por eso deberíamos estar siempre a la caza de ideas y, cuando encontremos una, pensar cómo podríamos aplicarla a la iglesia. Estas ideas se nos podrían escapar si nos las contamos o anotamos. Por ejemplo, hace unos días vi un video que se llama “Adéu Barcelona” y se me ocurrieron varias ideas que podríamos hacer con los jóvenes en Semana Santa o Navidad. ¿Te imaginas repartir invitaciones de esa manera?
- ¿Cómo podemos cambiar el propósito o la motivación de las cosas que hacemos? En un mundo donde pareciera que ya está todo creado, Recrear es un nuevo concepto de creación. Algunos programas de la iglesia podrían ser repotenciados si cambiamos el propósito o la motivación que hay tras ellos. Por ejemplo, ¿cómo podríamos darles un giro a los programas de mitad de semana en la iglesia?
- ¿Cómo podemos ver con luz renovada lo que venimos haciendo? No deberíamos lanzar alguna actividad o programa sin antes volver a pensar con el equipo si lo que venimos haciendo podría ser un poco diferente cada año. Probablemente para el Impacto Esperanza año tras año la iglesia ha estado dividiendo las cuadras de viviendas aledañas y repartiéndolas entre los grupos pequeños. ¿De qué manera creativa podríamos repartir los libros este año? Además del libro ¿qué más podríamos adjuntar para que sea más atractivo?
- ¿Cómo podemos hacer lo que hacemos de manera más atractiva? Hay programas en la iglesia que son irremplazables y fundamentales, pero que podrían estar cayendo en la rutina. Con tu equipo, piensa la mejor manera de hacerlo más atractivo.
Por ejemplo, la Escuela Sabática Joven es importantísima para la vida espiritual de todos. ¿Qué podrías hacer para darle un nuevo look? Podrías convertirla en un Espacio Joven decorando el ambiente con pintura nueva, pegando las fotos de todos en la pared, fotos de los mejores momentos vividos como clase de Escuela Sabática, etc.
Es interesante ver que, según varios estudios, la mayoría de personas no se considera creativa, de esto surge la pregunta: ¿dónde puedo encontrar la creatividad que necesito?
En Éxodo 31:1-5 dice: “Habló Jehová a Moisés y le dijo: ‘Mira, yo he llamado por su nombre a Bezaleel hijo de Uri hijo de Hur, de la tribu de Judá, y lo he llenado del espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce…’”.
En este texto, podemos ver claramente que es Dios quién da sabiduría y creatividad para realizar la misión a la que nos ha llamado. En otras palabras, podemos ser hijos creativos de un Dios creativo.
Siempre me pregunté ¿qué pasó por la mente de Dios para crear una jirafa, o un elefante o un ornitorrinco? No existe nadie más creativo que Dios.
La inmejorable fuente de nuevas ideas es la Palabra de Dios. Dice Elena de White en Testimonios para la Iglesia, tomo IV, página 372: “Si continuamente sigue a Dios y busca consagrarse aún más a él, obtendrá nuevas ideas buscando en las Escrituras”.
Es solo a través de nuestra consagración y del estudio de las Escrituras que podemos recibir la inspiración divina que requerimos para cumplir la misión que se nos ha encomendado.
Elena de White también dice que “Si los obreros humillaran el corazón delante de Dios, vendría la bendición. Entonces recibirían siempre ideas frescas y nuevas, y habría un magnífico reavivamiento de la obra evangélica, médica y misionera” (Testimonios para la Iglesia 9:175)
Uno de los riesgos más grandes al procurar innovar es que fácilmente podemos desviarnos del camino correcto; queremos cambiar todo los que vemos y, si los cambios no se dan a la velocidad que queremos, nos puede llevar a la crítica y al descontento. Por eso es de vital importancia, como dice la cita, que nuestros corazones se humillen ante Dios cada día para que las ideas frescas que recibamos de él sean las que provoquen el anhelado reavivamiento que todos queremos para esta generación.
Pr. Farí Choque Ortega
Ministerio Joven – Unión Peruana del Sur